martes, 19 de febrero de 2008

Ouch!!!


En una muestra más de que la tecnología y yo somos como el agua y el aceite, el otro día el semi-imperio Blogger me propinó otro dolor de cabeza. Resulta que -en un indisimulable error de quien les habla- olvidé mi nombre de usuario de Google (¿que aparato, no?) y no pude ingresar ni mucho menos retocar mi propia creación: "Grandes valores del fango".

Después de vociferar en contra de Bill Gates y comprobar que mi estupidez tenía otros límites, decidí redoblar la apuesta.

"Grandes valores..." fue concebido básicamente para producir felicidad y dinero. Como la segunda opción es una triste utopía, no podía echar por tierra las bonitas páginas de éste blog por un formalismo informático.

Así quedó inaugurado "Grandes valores del fango 2" con la intención de retrucar ese axioma cinematográfico de que las segundas partes no son buenas, simplemente porque es lo mismo pero con un "2" al final. Es decir: las mismas entradas, los mismos links, los mismos sponsors, pero con más y mejores comentarios (éso corre por su cuenta).

Ah, para que se queden tranquilos, el usuario y la contraseña los anoté en un papelito que guardo celosamente...

Bueno, empezamos (otra vez).